Vivo en el barrio La
Candelaria en Bogotá desde hace 25 años y es común ver el recorrido de artistas
de todo el país, de diferente índole por sus calles, algunos muy conocidos y
otros ilustres desconocidos, prácticamente la carrera segunda que desemboca en
el Chorro de Quevedo, sus paredes son una gran galería y desde hace un par de
años aterrizo un pintor callejero. Yo circulo permanentemente por esta calle y
ya había reparado en la figura del artista y en su obra, pero últimamente por
unas pinturas muy llamativas por la temática y la técnica, me acerque con mucha
curiosidad a indagar en su proceso y en la conversación pregunto por su
procedencia y me dice “de Ocaña”. Sorpresa. Desde ese momento mi curiosidad fue
en aumento, Su nombre es Juan Sebastián Prado Pérez de 26 años. Su pintura,
salvaje, no permeada por academias. Epifanía: aparición y manifestación al
mundo, así es la aparición de este pintor y su fenomenal obra.
Criado por su mama, la abuela
y las tías, pues su papa que ahora es mototaxista en Ocaña, lo abandonó cuando
tenía 2 años. Hizo la primaria en la Escuela Simón Bolívar, con una infancia
marcada por la hiperactividad y falta de concentración, desde primaria sintió
que podía ser artista cuando pintaba fácilmente paisajes utilizando pintura con
la yema de los dedos. Trato de terminar el bachillerato y por eso estuvo en la
Normal Superior y en la Industrial, donde haciendo octavo, prácticamente le
buscaron salida, por una caricatura que le hizo al profesor de matemáticas Juan
Carlos Mogollón, en una evaluación, donde no resolvió las preguntas, pero si
entrego la caricatura, genero la citación de acudiente y le recomendó que le
explotaran lo que sabe hacer y por eso pasó por Bellas Artes en un taller libre
con Rodolfo Valenzuela. También en la Industrial se dio cuenta de sus
facultades, de la facilidad que tenia para el dibujo, cuando le hacia las
planchas a sus compañeros y entregaba sus planchas resueltas a mano alzada y
sin utilizar escuadras, con unas líneas perfectamente rectas, sin que el
profesor lo notara. Finalmente valido el bachillerato, pues no aguantaba la
ʽvisión del oso yoguiʼ que tenia frente a sus compañeros de clase, era muy alto
frente a los otros niños.
Lo del arte, según él, le
viene por la mamá, que es detallista y estilista y hace pequeñas figuras en uñas,
y por el tío que es musico y hermano de su mamá. En una búsqueda espiritual y
aquietar problemas de consumo y calle, estuvo entre los 19 y 20 años en un
noviciado para ser monje en Gaira, cerca de Abrego y de aquí con la mente
puesta en el arte decidió viajar a Bogotá, a donde llegó en junio de 2017, con
22 años. Aquí vivió en un hostal en La Candelaria, y con los últimos 50 mil pesos
que le quedaban en el bolsillo, decidió comprar pintura esmalte y lienzo, hizo
uno de sus temas conocidos y que lo han hecho ha conocer que son los “sudarios”
y con eso en 15 minutos ya tenia cien mil pesos en el bolsillo. Tiene su
pequeño estudio con su compañera en el barrio Egipto, en una pintura de hace
pocos días, veo que pinto la calle donde vive y me lo hace saber su compañera,
también ha vivido en el barrio Belén (3 meses) y El Guavio (2 años).
Cuando veo a PRAGAN (como se
hace llamar, nombre artístico) en La Candelaria mostrando su trabajo, no dejo
de acordarme de Jean-Michel Basquiat, quien utilizo su experiencia de la calle
para introducirse en el mundo del arte, así lo esta haciendo nuestro artista
ocañero. Sus pinturas inspiradas en la arquitectura del barrio Egipto de
Bogotá, son maravillosas y excelentes, las ha titulado “Periferias” tienen la
facilidad de la técnica, pues la maneja muy bien, el color es el del ladrillo,
terracotas, que es el color de la autoconstrucción de las periferias de Bogotá.
Si, tiene otros temas en su pintura y las pueden ver en su página de Instagram:
pragan_expo, pero miren detenidamente las periferias, son geniales. los
compradores de su obra en su mayoría son extranjeros. Su sueño es saltar el
charco, “si piso esas tierras no vuelvo” y parece que su sueño está muy cerca,
según me ha contado. Si vienen a Bogotá o viven aquí, los invito a mirar su
obra en La Candelaria, yo por lo pronto tengo una “Periferia”. Saco mi Widelux
y tomo una imagen de Pragan en la calle con sus pinturas, día soleado en
Bogotá.
© Napoleón Vargas Peñaranda.